¿Qué viste en Hiroshima?

 

Hay un diálogo en ‘Hiroshima, mon amour’ (tanto en el libro de la Duras como en la película de Resnais) que es historia. Él, el amante japonés dice: «Tú no has visto nada de Hiroshima». Y Ella, la europea, insiste: «Lo he visto todo. Todo». Él remacha: «Tú no has visto nada en Hiroshima. Nada».

Esa conversación, ya mítica resuena en la memoria del espectador mientras el segundo largometraje del autor de ‘Una juventud alemana’ se despliega lenta, doliente pero también divertido, lleno de amor, cine, picardía y misterio en la pantalla del Principal. ‘Natsu no hikari’ comienza espléndida con una magnífica actriz que resiste elegantemente la mirada de la cámara manejada por un realizador de TV japonés afincado en París que vuelve para filmar un documental en honor a las víctimas.

¿Qué pasó cuando el 6 de agosto de 1945 ‘Little Boy’ explotó sobre Hiroshima? Le habla ella de la luz, la muerte, las casas que de repente ya no estaban, las montañas lejanas que de pronto podían verse pues ningún edificio tapaba ya su visión; los muertos vivientes caminando sin rumbo mientras la piel se les caía en jirones. Esa mujer elegante y herida habla de su hermana Michiko, que murió días después devastada por la radiación.

Cuando la grabación para la TV termina y el realizador sale hacía el río y los jardines, una muchacha vestida con yukata (kimono de verano) le aborda y sin decirle «Tu no has visto nada de Hiroshima» va a contarle, contarnos y enseñar nos mucho. Horas antes de que al anochecer y en compañía de un pescador y su nieto celebren juntos ‘Obon’, la fiesta que honra a los espíritus de los ancestros que ya no están pero vuelven para ese festejo cálido, luminoso y acogedor.

‘Summer Lights’ está enmarcada con un brillo extraordinario pero que no deslumbra ni quema la narración. Tiene un sutil pero al mismo tiempo imponente tono poético. Y mucho dolor en lo que cuenta. Dolor y cierta rabia tamizada. Más una exquisita gastronomía (Okonomiyaki: masa de ñame rallado relleno de verduras, huevo fideos, calamares). Sí, hemos visto algo de Hiroshima, en Hiroshima.

 

El Diario Vasco especial
21 septiembre 2016